Hace como 10 horas, o anoche cerca de las 11:30, detenido en una estación esperando otro viaje; parado, esperando en mi cotidianidad miro el cielo; y a mi izquierda, o al oeste un lucero que brilla, Venus; y a mi derecha o al este sobre mis hombros un astro rojo, Marte. Giraba la cabeza y ahi estaban los dos, yo sostenido sobre la tierra. El sol hacia el truco de iluminar la otra mitad de la humanidad, pero dejaba dos de sus joyas en recuerdo de que volvia. Fueron 5 minutos, pero me permitio recordar mi gusto por la astronomia.
Bueno una volada de minutos, un detenerse. La espera se me hizo corta, incluso muy corta.
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