Comienza un nuevo año en el sur, un año nuevo girando con la naturaleza y nuestra perspectiva de como giramos en torno al sol, con nuestro propio solsticio, con el comienzo de la vida de su crecimiento desde abajo de las raices, aún invisible. Los aromos comienzan a alegrarse del renacimiento.
Por mi abuela y no sé ella hasta donde, pero por otros derroteros tengo una pequeña raíz mapuche, mi abuela y solo mi abuela, quizá por donde me llego sangre mestiza de otros revolcones, de apellidos perdidos, masacrados y olvidados en esta tierras por siglos.
Mi abuela, 'huaraleufú' la de los mil rios, es lo que me queda por recordar, y la recuerdo porque no digo su nombre en mis apellidos o en mi rut, y en mi lenguaje, ella la trajeron por amor desde Angol hasta Talcahuano, porque se instalaba la siderurgia, ferrocarriles, y otras empresas prometian trabajo, y mi abuelo ferrocarrilero gesto una puñado de obreros, entre ellos mi viejo.
Así mi vida transcurrio en la ciudad, transito y se olvido de los bosques el campo, y los animales, eso si que mi viejos tenian chacras, arbolitos y gallinas, cada pequeño pedazo era usado productivamente.
Hoy tengo una atención a este viejo mundo desgastado y desvirtuado, por mi parte quiero celebrar en mi fuero el Nuevo Año, de los nacidos en el Sur, de los que nacieron en este hemisferio, quiero como desde niño, undir en el misterio del subsuelo de mi cama, las papas peladas, los papelitos con promesas, alejarme de las higueras, y tantas maneras de preveer como sera este año entrecortado por mi mestizaje.
A mi abuelita, que ma daba huevitos, quue me daba mate, y se matenia en silencio en su cocina económica a ella le dedico este mi Primer año nuevo mapuche.
