Omar Cid Maureira: Un enfoque Integral que crece en espiral

20100225

Un enfoque Integral que crece en espiral



Hace unos meses, quizá un año, me he introducido cognitiva, corporal y emocionalmente, al enfoque integral. Este enfoque, de varias perspectivas, y en uno de sus autores, Ken Wilber, ha desarrollado una mirada, como un caleidoscopio calibrado con maestría, donde muestra con elegante belleza, una integración de diferentes formas de entender el desarrollo personal y colectivo.

Por un lado, y desde mi perspectiva de aprendiz, entiendo que establece cuatro entradas, dos que describen un nivel individual, y otros dos que se refieren a un nivel colectivo.

Ambos niveles se separan verticalmente, desde una perspectiva interna y otra externa o pública.

El primero (Individual interno), me apela a los niveles de consciencia, al aprendizaje basado en la internalidad, de segundo orden, a la responsabilidad, al estado de estar presente.

El segundo (individual público), me apela a la conducta, a la acción, al desempeño, al comportamiento, a la trazabilidad del ser en el mundo.

El tercero (colectivo interno), al grupo en su dominio cultural, a sus emociones contagiadas, a su hacer transparente, a lo compartido, liderazgo y valores.

Y el cuarto (colectivo externo), a las organizaciones en sus resultados, en sus logros, en sus construcciones, flujos, sustentabilidades, relaciones con el medio y la llamada 'calidad de vida'.

El engarce de lo que aprendido, como modelos, de como entiendo el mundo y su comportamiento, incluyéndome, es de una hermosa belleza, como una pieza de joyería buscada por H. Hesse (gracias Pablo Reyes, un lapsus) en el 'Juego de los Abalorios'.

Los modelos ya no buscan ser la ' verdad ', si no que más bien se integran, se corresponden, se interpretan, tienen vasos conductores, y la jerarquía, va a depender del poder de quien quiera romper la estructura vigente.

2 comentarios:

Rodrigo dijo...

por favor envia alguna señal...desde el sábado por la mañana que busco saber de ti y la familia...

Pablo Reyes dijo...

Buen y claro resumen.
Comparto el juicio sobre la belleza del modelo y lo que muestra.

(el "juego de los abalorios" es de Hesse, no de Dostoievsky).

abrazos desde la resistencia ciber